Simultáneamente, la artista realizará una residencia de 6 semanas para fotografiar la ciudad.
En estos tiempos de altas tecnologías -high tech- e inmediatez vertiginosa, es sorprendente ver la profundidad de campo casi infinita y la pureza de la luz lograda por medio de la fotografía estenopeica y que se pone de manifiesto en esta exposición.
El concepto y descubrimiento de esta técnica data desde los umbrales de la civilización, mientras Pitágoras y Platón trataron de definir filosóficamente el concepto de luz, Aristóteles dejó constancia de sus experiencias y conocimientos sobre la cámara oscura.
Pero no fue hasta el siglo XI que el árabe Adojuhr construyó cajas mágicas para capturar espíritus malignos. Esto le costó la vida en 1067 debido a que se trataba de algo prohibido por el Islam: hacer representaciones de los hombres y las cosas y, sobre todo, por intentar congelar el tiempo.
Esa es la sensación ante estas fotos lindantes a lo pictórico, que nos muestran un tiempo detenido y en suspenso, poblado de nostalgia y de presente, realizadas con esta técnica tan artesanal que cada vez consigue más adeptos, reivindicada por sus posibilidades creativas y el carácter mágico de obtener imágenes.
Misteriosos paisajes en blanco y negro que nos trasportan por atmósferas oníricas, y que cruzan lo añejo con lo contemporáneo en la decisión de la fotógrafa al imprimir algunas fotos a mano y otras con nuevas tecnologías.
Silvia González de León (1954 Mexicali, Baja California) ha mostrado su trabajo en diferentes ciudades de México así como en Estados Unidos, Ecuador, Cuba, Italia, Irlanda y Argentina.
Interesada por la fotografía experimental, conoce en Veracruz al maestro Carlos Jurado (Chiapas 1927) de quien aprende la técnica y la manera de vivir la fotografía.
Exhibe, en esta ocasión, la serie "Aquí te espero" de 1994 donde apenas se pueden ver unos pies en las calles del DF, o las misteriosas copas de la selva lacandona, registro obtenido mientras participaba de un proyecto grupal de cámaras estenopeicas con un grupo de renombrados fotógrafos en 2001.
En las obras "Arboles de la ciudad" y "Espejos" trata de repetir la experiencia buscando la naturaleza en las calles empedradas de Coyoacán y en solitario, cambia la densidad -a veces fantasmal- de los ríos por los charcos. De esta manera logra un paisaje extrañamente bello donde el tiempo tiene peso, casi sustancia, mientras la ciudad se revela en una intensa quietud y en la plenitud de sus colores.
Otro registro cargado de poesía es la serie "Doméstica", de 2010, donde la artista se propuso mirar los objetos cotidianos de su cocina con ojos nuevos y registrar cómo los va transformando la luz.
La fotógrafa descubre, durante una residencia en Canadá, la semejanza en su obra con los paisajes de Bill Brandt (1904-1983) el magnífico fotógrafo británico adscripto al surrealismo, y a partir de allí produce una serie de desnudos en el paisaje donde emplea la misma perspectiva y el uso del gran angular a partir de la rústica caja de luz y con los mismos resultados.
Con esta cámara sin lente, Silvia nos trae la vanguardia del surrealismo a tiempo presente, realizando la operación inversa de las fotos instantáneas.
A la manera de Rembrandt la fotógrafa nos presenta la profundidad iluminada desde el contacto íntimo con la materia, mientras modela con pinceladas tamizadas por su caja de luz, lo que fluye bajo la densidad de un paisaje onírico y antiguo, revelado en una alquimia de paciente artesanía y ojos nuevos.
Fuente: Télam