La lucha contra las políticas de negación y olvido por parte de los sobrevivientes y los familiares de las víctimas armenias, ha sido clave para que hoy podamos ejercer nuestro recuerdo activo. Pese a la magnitud de estos crímenes, sólo una veintena de países han reconocido, mediante una resolución de carácter formal, la perpetración del genocidio armenio.

El recuerdo del Genocidio Armenio nos interpela en tiempo presente sobre las consecuencias que pueden generar la intolerancia y el racismo y nos invita a reflexionar sobre el significado del respeto entre los pueblos y las personas. Asimismo, nos permite pensar en otras situaciones de violencia extrema que han atravesado la historia de la humanidad.