Dicho evento fue llevado a cabo en 1892 por el pionero del cine francés, Charles-Émile Reynauden en el Museo Grévin de París (Francia). Lugar donde se proyectaron las Pantomimas Luminosas, programa que incluía las películas: Pauvre pierrot, Clown et seschiens y Un bon bock.
Este pionero del cine francés, inventó y patentó el Teatro Óptico, un sistema sofisticado de lentes y espejos que hicieron posible proyectar en la pantalla las imágenes animadas. Es decir, que sus inventos permitieron una mejor y mayor calidad en el movimiento de las imágenes.
También logró que sus proyecciones estuvieran sincronizadas con música, así como darle algunos efectos sonoros. Su trabajo, en pocas palabras, hicieron posible proyectar dibujos animados en una pantalla grande para una numerosa audiencia.
Después de crear el Teatro Óptico, Reynaud proyecta sus tres primeras historias, enmarcadas bajo el título Las Pantomimas Luminosas. El fondo musical estuvo a cargo de Gaston Paulin y fue estrenado en el museo Grévin aquel año de 1892.
Las presentaciones fueron un suceso apoteósico, y fue tan grande la aceptación del público, que tuvieron que hacerse doce funciones por día. Además, debido al éxito, el espectáculo se mantuvo durante dos años consecutivos.
En 1894, Reynaud retomó sus funciones con dos historias nuevas: Revé aucoin du feu y Autourd´unecabine. Sin embargo, en un corto tiempo, los espectadores deseosos de alguna novedad, pusieron atención en el invento de los hermanos Lumiére: El cinematógrafo. Terminando así el interés por el Teatro Óptico.
Con la llegada del cinematógrafo, el Teatro Óptico cayó en decadencia, por lo que el Museo Grévin termina el contrato con Reynaud en el año 1900. El inventor por su parte, no desiste en continuar creando, por lo que incursiona en el campo del cine con las películas: Guillermo Tell y Le premier cigare, luego prosiguió con otras iniciativas.
Lamentablemente, fracasa y gasta una muy buena parte del capital ganado con Las Pantomimas Luminosas. En el desespero rompe a martillazos sus equipos y lanza al río Sena una cantidad de tiras de películas.
Terminaría años después, en un hospicio, abandonado y pobre.