La adopción de un día internacional del color fue propuesta en 2008 por la Asociación Portuguesa del Color, cuya presidenta, Maria Joao Durao, presentó la idea a la Asociación Internacional del Color.
La propuesta fue acordada en 2009 entre todos los miembros de esa asociación, compuesta por asociaciones nacionales y miembros que representan a más de 30 países. La elección de la fecha en cuestión importó una extensa discusión.
Finalmente, entre todas las sugerencias, prevaleció la idea expresada por Leonhard Oberascher (de Austria): el 21 de marzo, cada año, se produce uno de los dos equinoccios – aequus (igual) y nox (noche).
Durante los equinoccios, la noche y el día tienen aproximadamente la misma duración, y así se pone en relación simbólicamente la naturaleza complementaria de la claridad y la oscuridad, la luz y la sombra, un fenómeno que aparece expresado en todas las culturas.
Por otra parte, el 21 de marzo marca el comienzo de la primavera en el hemisferio norte, y el comienzo del otoño en el hemisferio sur, sin duda las dos estaciones más coloridas del año.