La tragedia de Avellaneda, de 1993, se desató por dos hechos que terminaron uniéndose. Por un lado, una empresa transportistas que desechaba ácido sulfúrico en las cloacas. Por otra parte, otra empresa derramó también a las mismas cloacas restos de sales de cianuro. La combinación fue letal, porque de la unión del medio ácido y del cianuro se formó el gas cianhídrico. Las víctimas fatales: cuatro miembros de una familia afectada por esa cloaca y tres médicos que asistieron al lugar ante la emergencia. Siete muertos por contaminación ambiental.

La causa de Avellaneda fue una de las primeras en aplicar la Ley de Residuos Peligrosos, sancionada en 1991. Sin embargo, el proceso judicial no dejó condenados. Para reponer en parte esta impunidad, el Congreso Nacional sancionó en diciembre de 1995 la Ley 24.605 que declara el 27 de septiembre como “Día Nacional de la Conciencia Ambiental”.

La “Conciencia Ambiental” implica conocer qué es el ambiente, cuáles son los problemas ambientales contemporáneos y qué podemos hacer desde cada uno de nuestros lugares. Se trata de tener conciencia de la conveniencia de actuar con respeto y compromiso hacia el lugar en el que nos toca vivir, teniendo siempre presente que el daño que le hacemos al ambiente nos lo hacemos a nosotros mismos y a las generaciones futuras.