La solidaridad, que se basa en la igualdad, la inclusión y la justicia social, conlleva una obligación mutua entre todos los miembros de la sociedad y de la comunidad mundial. Y ello, a su vez, debería impulsar el establecimiento de asociaciones y la cooperación entre todos los agentes de desarrollo: los gobiernos, las organizaciones intergubernamentales y no gubernamentales, la sociedad civil y el sector privado.

Este Día tiene también su origen en la declaración aprobada en la Cumbre del Milenio de 2000, en la cual los gobiernos incluyeron a la solidaridad entre los valores fundamentales esenciales para las relaciones internacionales en el siglo XXI. “Los problemas mundiales”, señalaron, “deben abordarse de manera tal que los costos y las cargas se distribuyan con justicia, conforme a los principios fundamentales de la equidad y la justicia social. Los que sufren, o los que menos se benefician, merecen la ayuda de los más beneficiados”.